jueves, 19 de enero de 2012

El sacerdocio de Don Bosco

"DON BOSCO"

                         



En la colina de Piamonte, Italia vivía la familia Bosco. La vida de la familia era campesina y Vivian en la pobreza que apenas podía dar de comer a sus hijos. Uno de ellos llamado  Juan  se destacaba por encima de los demás hermanos por sus ansias de trabajar y ayudar al prójimo. La madre se encargo de enseñar a sus hijos todo lo relacionado a la biblia y a conocer a Jesús.
De adolecente pudo estudiar aunque para ello tenía que caminar 20 kilómetros  diarios y mendigar casa por casa diciendo “buenos días, me llamo Juan y soy hijo de margarita Bosco, quiero estudiar para ser sacerdote, pero no tenemos suficiente dinero, si usted puede ayudarme”
A los veinte años (en 1835) Juan Bosco entro en el seminario, y 6 años después fue ordenado sacerdote. Se traslado a Turín, donde con fervor se dedico a su trabajo. Don Bosco realizaba muchas visitas a las cárceles de la ciudad  y viendo que muchos de los jóvenes de allí salían de aquel lugar, cumplida la condena, con el propósito firme de iniciar una vida mejor, pero  que la mayor recaída al no encontrar la ayuda necesaria, recapacita: “¿Quién sabe si estos muchachos, de encontrar un amigo de les ayudare, les enseñara y  les formara cristianamente, no se verían libres de esta vida?”Adolecentes y jóvenes  sin instrucción alguna, obligados a trabajar todos los días de la semana, en manos de patrones sin  escrúpulos. La mayoría abandonaba la práctica religiosa, y muchos de ellos, obligados por la necesidad y a menudo por el hambre se veían empujados a robar.
En 1841 Juan es ordenado sacerdote. En Turín empieza a aprender el sacerdocio y ve e las calles de la ciudad la pobreza. Por ellos dedica toda su vida a la educación de estos niños que malgastan su tiempo y se pierden en ella, les busca trabajo. También ayuda a los niños que salen de prisión diciéndoles “venid conmigo, también yo soy pobre, pero siempre compartiré con vosotros mi pan. Mucha gente le quería en la ciudad, pero también había gente que le envidiaba e intentaba atácale para dañarle, pero siempre "Venid conmigo, también yo soy pobre, pero siempre compartiré con vosotros mi pan. Mucha gente le quería en la ciudad, pero también había gente que le envidiaba e intentaba atacarle para dañarle, pero siempre misteriosamente aparecía un perro que le defendía. Un día Domingo Savio le pide a Don Bosco que le ayude a ser santo y este le entregó la receta de la santidad: alegría, hacer bien los deberes, los del colegio y los del buen cristiano y hacer el bien a los demás.





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